Relatos

Historias de la AAGo contadas por sus protagonistas



Relato del viaje a Corea

Para participar en el Campeonato International de Baduk por Equipos 2005. Por Fernando Aguilar.

2005

Primera parte

Hay mucho para contar de la experiencia del torneo por equipos que acaba de finalizar en Seúl.

Voy a tratar de concentrarme en los aspectos más sobresalientes y las anédotas más jugosas.

Salí de Santa Fe el viernes 21/10 por la madrugada y llegué a Buenos Aires a primera hora de la mañana.

Me encontré en Ezeiza con Gabriel y tuve oportunidad de conocer a sus padres y a su abuela, todas personas muy agradables, que habían ido a "despedir al nene".

El viaje no tuvo mayores inconvenientes, salvo la escala de Toronto, que fue muy lenta por varios motivos: nos tocó la fila más lenta para el trámite de migraciones; apareció un perro que olió algo en la ropa de Gabriel y nos revisaron los bultos (sin mayores consecuencias); un segundo trámite con el pasaporte se demoró porque los que estaban delante nuestro tenían problemas de distinto tipo; el empleado de la aerolínea que tenía que darnos las tarjetas de embarque para el nuevo tramo no daba en la tecla para anotar correctamente nuestros datos.

Finalmente perdimos la conexión y tuvimos que tomar el siguiente vuelo a Vancuver, aunque eso no impidió que alcanzáramos el avión que nos correspondía para el último tramo hasta Seúl.

Llegamos un día antes de lo previsto debido a que no había vuelos todos los días por la empresa Air Canada, que ofrecía la mejor combinación de economía de precio y simplicidad del trámite de visa.

Al registrarnos en el hotel nos dieron unos cupones para el desayuno, que valían Won 14.000.- cada uno. Luego de tomar la habitación, acomodamos nuestras cosas y apareció un funcionario de KABA (la Asociación Coreana Amateur de Baduk que organizaba el torneo) para saludarnos y cerciorarse de que estaba todo en orden.

Esa noche salimos a pasear por las callecitas de Seúl y nos llamaron la atención los restaurantes con peceras conteniendo mariscos y peces vivos de distinto tipo para ser capturados en el momento de consumirlos. Nos hacíamos preguntas de todo tipo acerca de Corea y esperábamos ansiosos la llegada de Eduardo para que nos sacara al menos algunas de nuestras dudas.

A la mañana siguiente, luego de un desayuno opíparo, salimos a caminar nuevamente y dimos con un ciber que tenía unos precios de conexión a internet mucho más razonables que lo que nos cobraban en el hotel.

Aprovechamos para entrar en KGS y vimos el comentario de la partida de Jorge Santkovsky con Lucas Nasif por el Torneo Argentino.

Alrededor del mediodía llegó Eduardo, y luego del esperado reencuentro y la correspondiente charla, nos dispusimos a prepararnos para la ceremonia de apertura.

Las actividades se desarrollaron en el mismo hotel en el que nos alojábamos. Para la ceremonia ocuparon el salón principal, en el que dispusieron mesas redondas en las que se ubicaron todos los invitados por grupos. A nosotros nos tocó compartir la mesa con el equipo de Australia. También había otras tres personas del equipo local encargado de los aspectos organizativos, todos pertenecientes a la Universidad de Myungjin, que según nos contó Eduardo es la única en el mundo que tiene una carrera de Go (del tipo de las carreras humanistas).

En otra mesa reservada para funcionarios estaba el embajador argentino.

En un momento vino Sang Dae Hahn, director del comité organizador, y nos llevó ante el embajador para presentárnoslo, y de ese modo estuvimos conversando un ratito.

Luego vino un espectáculo de música y baile tradicional coreano, una deliciosa cena, y finalmente el esperado sorteo de la primera ronda.

Nosotros tuvimos la suerte de enfrentar a China, mientras que a los australianos les tocó con Filipinas, razón por la cual se los veía muy contentos y sonrientes. Nosotros también nos reíamos, pero por otro motivo.

El torneo se desarrolló según el sistema KABA, que según el folleto explicativo contenía una primera fase de 4 rondas por un sistema similar al suizo, pero en el que se sortearían los emparejamientos en todas las rondas. Esa fase clasificatoria ordenaría los equipos en 4 grupos, que en quinta y sexta rondas jugarían respectivas semifinales y finales para dirimir los puestos 1 al 4; 5 al 8; 9 al 12 y 13 al 16 respectivamente.

Los países invitados fueron: Argentina, Australia, China, Taiwan, Alemania, Indonesia, Japón, Malasia, Holanda, Filipinas, Rusia, Singapur, Tailandia, Estados Unidos, Vietnam, Corea, y también un obervador de Finlandia (Vesa Laatikainen), a quien invitaron porque en principio tenían la intención de darle una plaza al país pero luego decidieron priorizar a los países que tenían mayor población de go, como Holanda, Alemania y Rusia.

Sobre el final de la velada, el señor Hahn convocó a los capitanes de los equipos y les explicó que el ordenamiento de los tableros debía proporcionarse media hora antes del inicio de cada ronda, lo que constituía una especie de duelo mental con el capitán del equipo contrario el imaginarse cómo haría el ordenamiento para buscar la mejor estrategia para ganar el match. Habiendo tres integrantes por equipo, se llevaba el punto el que ganaba al menos dos de las tres partidas.

El martes 25/10 se jugaron las tres primeras rondas. El tiempo de juego estipulado por el reglamento era de 1 hora con byo-yomi japonés de 3 períodos de 30 segundos (o sea, la jugada debía hacerse dentro de los 30 segundos y era posible pasarse de ese lapso solamente 2 veces). Antes de comenzar, Eduardo se acercó a Hahn para preguntarle cómo se haría el sorteo de los colores, dado que la costumbre suele ser que sólo se sortee el primer tablero. Luego de consultar brevemente con uno de los profesionales que hacía de árbitro, Hahn tomó el micrófono y dijo que sólo habría sorteo en el primer tablero, y que los otros dos mantendrían los mismos colores. Entonces Eduardo le aclaró que la costumbre es que en el segundo y tercer tablero se alternen los colores, debido a lo cual, luego de una nueva consulta breve, Hahn tomó nuevamente el micrófono y rectificó la información.

Durante la mañana enfrentamos a China. En el primer tablero, yo me metí en problemas de entrada y los sucesivos intentos por salir de la crisis fueron comprometiendo progresivamente mi posición hasta que me vi obligado a abandonar. La partida de Eduardo en el segundo tablero fue más larga, pero aparentemente menos complicada. Cuando le pregunté si había sido una partida territorial, me contestó que había sido medio territorial: "él hizo territorio y yo no". La nota del día la dio Gabriel, o si se prefiere, su rival, que hizo todas las jugadas al toque (usó en total 4 minutos del reloj) y cometió el desatino de retomar un ko sin hacer la amenaza, y de ese modo perdió por reglamento. Cuando comentamos el incidente con distintas personas, todos coincidieron en señalar que el nombre de "Hand of God" para nuestro equipo había sido muy bien elegido.

Cuando Eduardo terminó su partida, la gente de la organización le pidió que diera el ordenamiento del equipo para la ronda siguiente, a lo que Eduardo se opuso porque quería saber antes quién sería nuestro rival.

Ante la insistencia del hombre, Eduardo fue a llamar a Hahn para que le explicara lo mismo que les había dicho a los capitanes la noche anterior, acerca del supuesto "duelo mental". Pese a las explicaciones, el otro seguía en su postura, y cedió finalmente a regañadientes.

Se hizo el sorteo de la segunda ronda y nos tocó Singapur. Luego de una rápida consulta, Eduardo dio el ordenamiento: primer tablero Gabriel, segundo yo y tercero él.

Nos dieron unos cupones para almorzar en el restaurante del hotel y a primera hora de la tarde comenzó la segunda ronda.

Según los horarios previstos, había sólo 2 horas y media para jugar las partidas, y entonces optaron por modificar el tiempo de juego; en lugar de una hora del tiempo principal bajaron a 45 minutos.

Gabriel enfrentó a un rival muy fuerte en una partida muy complicada.

Tuvo posibilidades de ganar, pero el juego se volcó finalmente a favor del adversario. Yo enfrenté a un rival con algunos problemitas de estilo pero muy fuerte en la pelea. Hizo una invasión exitosa de un bosquejo territorial mío y me vi forzado a plantear una difícil lucha de ko para mantener el equilibrio. Finalmente volqué la balanza a mi favor en el yose y gané por 4,5 puntos. Eduardo tenía juego favorable, pero alucinó en una pelea que desembocó en una inesperada lucha de ko. En la confusión, retomó el ko sin hacer la amenaza y perdió por reglamento.

Esta vez la mano de Dios nos jugó en contra.

En la tercera ronda nos tocó enfrentar a Vietnam, y volvimos a la disposición de: el primer tablero para mí, el segundo para Eduardo y el tercero para Gabriel.

Nos sentamos en nuestras respectivas mesas, y enfrente nuestro se ubicaron tres coreanos del equipo encargado de la organización. No entendíamos qué pasaba, y ante la consulta de Eduardo nos desayunamos de que el equipo de Vietnam no había podido viajar a Seúl (nos llamó la atención su ausencia la noche anterior, pero pensamos que llegarían para el comienzo del torneo), que nos daban el match por ganado y jugábamos entonces con el equipo de "Corea B", a modo de confraternización.

Gabriel y Eduardo ganaron sus partidas, mientras que yo, tal vez sin la motivación adecuada, jugué pésimo y me comieron todo.

Sobre el final de la jornada nos dijeron que en la cuarta ronda a jugarse al día siguiente, deberíamos enfrentar a Alemania. Nos llamó la atención que el emparejamiento no se decidiera por sorteo, pero ante nuestra consulta nos explicaron que el de Alemania era el único equipo que, como nosotros, había perdido en la primera y segunda rondas y ganado en la tercera.

Con ese dato se produjo la iluminación: ¡por fin entendimos el sistema KABA!! La cosa es así: en la primera ronda se sortean los emparejamientos sin ningún tipo de discriminación. En la segunda ronda se sortean los que ganaron en la primera entre sí y los que perdieron entre sí. En la tercera ronda se sortean los que ganaron las dos primeras rondas entre sí, los que ganaron la primera y perdieron la segunda entre sí, los que perdieron la primera y ganaron la segunda entre sí, y los que perdieron las dos rondas entre sí. Y así siguiendo.

Al cabo de 4 rondas, el ordenamiento se hace del siguiente modo: el grupo A (que disputa en quinta y sexta ronda por los puestos primero al cuarto) se compone del equipo que ganó las 4 rondas; el que ganó las tres primeras y perdió la cuarta; el que ganó las dos primeras, perdió la tercera y ganó la cuarta; y el que ganó la primera, perdió la segunda y ganó la tercera y cuarta, en ese orden. El grupo B (que disputa los puestos quinto al octavo), se compone del equipo que perdió la primera ronda y ganó luego las tres siguientes; y los equipos que ganaron la primera y segunda rondas; la primera y tercera; y la primera y cuarta rondas, en ese orden. El grupo C (que disputa los puestos noveno al duodécimo) se compone de los equipos que ganaron dos de las cuatro rondas sin haber ganado la primera; y el que ganó la primera y perdió luego las tres siguientes. El grupo D (que disputa los puestos decimotercero al decimosexto) se compone de los que ganaron una sola ronda que no haya sido la primera; y el que no ganó ninguna de las rondas.

En cada grupo, el primero juega en quinta ronda la semifinal con el cuarto y el segundo con el tercero, y luego los ganadores juegan en sexta ronda la final por el primer lugar, mientras que los perdedores juegan por el tercer lugar del grupo.

Para no alargar mucho más este mail, corto aquí.

En el próximo capítulo, el duelo con Alemania y nuevos emocionantes descubrimientos.

 

Segunda parte

El martes a la noche, luego de la cena, nos juntamos nuevamente en el salón de juego. Se dio por iniciado el torneo rápido individual por sistema Hahn.

Este sistema consiste en asignar puntajes dependientes de la diferencia que se produjo en el tablero. Si la partida se define por menos de 10 puntos, se le dan 60 "puntos Hahn" al ganador y 40 al perdedor; si se define por más de 10 y menos de 20 puntos, se le dan 70 al ganador y 30 al perdedor; si se define por más de 20 y menos de 30 puntos, se le dan 80 al ganador y 20 al perdedor; por más de 30 y menos de 40 puntos, se dan 90 al ganador y 10 al perdedor; si se define por más de 40 puntos, o por abandono o por tiempo, se le dan 100 "puntos Hahn" al ganador y 0 al perdedor.

El tiempo de juego era de 10 minutos con un solo período de 30 segundos de byo-yomi. Los relojes utilizados tienen una grabación incorporada que avisa a los 20 segundos e inicia una cuenta progresiva de 1 a 10 en idioma coreano o inglés a elección.

Jugué con Rob van Zeijst una partida en la que consolidé tempranamente un bosquejo territorial sobre un borde, lo cual aparentemente lo puso nervioso y trató de atacarme para recuperar, pero eso lo llevó a desarrollar un juego ineficiente y terminé ganando por más de 10 puntos.

Con eso obtuve unos jugosos 70 puntos Hahn.

El torneo era opcional y no había mucha gente dispuesta a jugar.

Finalmente nos trenzamos en una dura batalla Gabriel y yo. La partida se me complicó cuando Gabriel entró en mi zona de influencia y me aisló un grupo que procedió luego a atacar. La pelea se fue trasladando a distintos sectores del tablero y Gabriel mantenía aún la iniciativa cuando entramos en la etapa de yose. Fue entonces que hizo una jugada sobre la cuenta de 10 y apretó el reloj fuera de tiempo. Con una frase pronunciada en inglés con voz femenina, el reloj detuvo su marcha y me dio la partida por ganada.

Gabriel entonces se enojó con el reloj: ¿cómo podía ser que si decía que había un período de byo-yomi, no hubiera posibilidad de pasarse de los 30 segundos ni una sola vez? ¿Qué significaba entonces cero períodos de byo-yomi? Estuvimos un rato conversando sobre el asunto, tratando de entender la lógica de la cuestión, pero de todos modos el daño ya estaba hecho. Fue la mano de Dios.

En la mañana del día miércoles nos topamos con Alemania por la cuarta ronda. En el primer tablero de ellos estaba Zhao Pei, una fuerte jugadora que le gustaba el juego a la influencia. En el segundo, Franz-Josef Dickhut, a quien yo había enfrentado en el primero Torneo Iwamoto y Gabriel en el último WAGC. En el tercero, Marco Firnhaber, de quien sólo teníamos algunas referencias. Luego de analizar la situación, decidimos que Eduardo ocupe el primer tablero para enfrentar a Zhao Pei, porque podía tener posibilidades por una cuestión de estilo. Yo ocupé el segundo tablero para jugar con Dickhut, y Gabriel el tercero para enfrentar a Firnhaber.

El primero en terminar fue Gabriel, que superó a su rival bastante claramente. En mi partida con Dickhut salimos parejos de la apertura y nos trenzamos luego en una pelea en el centro del tablero, en la que consumí uno de los tres períodos de byo-yomi. Salí de esa pelea con una ventaja clara, pero luego me enfrenté a la decisión entre reforzar un grupo o acumular un poco más de territorio. Transcurrieron rápidamente 20 segundos, y en el afán de mantener un período de byo-yomi de reserva, hice una jugada con pretensión de sente que resultó fatal. Tratándose de un hane en primera línea, dicha jugada sería sente sólo en una etapa avanzada del yose, pero en ese momento, Franz-Josef se largó a atacarme mi grupo y mantuvo la iniciativa de ahí hasta el final, en que me vi obligado a abandonar. Me asomé entonces a la partida de Eduardo y vi que estaba en desventaja. Un tiempo después, también abandonó.

El match definía cuál de los equipos entraba en el grupo C para disputar el 9º al 12º lugar. Al perder, quedamos ubicados 14os en la clasificación general y nos correspondió el grupo D.

Un análisis más minucioso del sistema KABA nos hizo caer en la cuenta de que la primera ronda era fundamental. Al perder en ella, quedamos afuera de la posibilidad de competir por el título, mientras que los equipos que ganaron no podían quedar ubicados más abajo que el 12º lugar.

Entonces pudimos identificar claramente al culpable de nuestras desventuras: Eduardo, por haber extraído el primer día la bolsita con un simpático souvenir de la buena suerte y el fatídico número 4 que nos llevó a enfrentar a China en la tan importante primera ronda.

En los primeros lugares, Japón quedó invicto luego de haber superado a China y Corea. El grupo A se completó con estos dos equipos y con Taiwan. En el grupo B estaba Filipinas, que luego de perder 2-1 con Australia en la primera ronda ganó los tres compromisos siguientes.

También estaba Australia, Holanda y Rusia, que había vencido a Alemania en la primera ronda. En el grupo C quedó Singapur, Estados Unidos, Alemania y Tailandia, que luego de vencer a Indonesia en la primera ronda perdió las tres siguientes. En el grupo D quedamos Malasia, Argentina, Indonesia y Vietnam.

El resto del día fue destinado a actividades recreativas. Se organizaron tres alternativas de paseos según los intereses de cada uno: al museo tradicional coreano y otras actividades culturales, al mercado de productos electrónicos, y a la Hankuk Kiwon y otras actividades relacionadas con el go.

Eduardo, Gabriel y yo elegimos la tercera alternativa, y estuvimos en un subgrupo con V. Laatikainen y otro muchacho de Finlandia que estaba residiendo en Seúl, acompañados por tres jóvenes de la organización local, que tuvieron en todo momento una notable buena onda. Para el almuerzo, ante nuestro pedido de probar la comida coreana, nos llevaron a un simpático restaurante en el que nos sirvieron bul-gogi, una combinación de carnes y verduras varias saltadas en una sartén con un fuego ubicado en el centro de la mesa, acompañadas con arroz y otros platillos suaves o picantes. Al terminar, el muchacho que hacía de guía nos preguntó qué tal había estado la comida, y ante la espontánea respuesta de "excelente", dio un suspiro de alivio.

Nos unimos a los otros subgrupos para visitar el edificio de la Hankuk Kiwon (Asociación Coreana de Go, que nuclea la actividad profesional).

Ese día había una jornada deportiva y no había ninguna actividad en el edificio, así que recorrimos las instalaciones y pudimos apreciar las distintas salas de juego, modernamente equipadas con computadoras para retransmitir por internet, pero no pudimos ver a ninguno de los "monstruos" en acción.

Luego de una breve pasada por la librería para comprar el anuario y otras publicaciones, nos dirigimos a una escuela de go, propiedad del hermano de Lee Sedol, en la que desarrolla algunas actividades el profesional Chun Poong Jo 8-dan, con quien Gabriel y Eduardo habían tenido contactos en internet antes del torneo (es conocido como vic1000 en KGS).

Allí jugamos unas partidas con unos niños del lugar. Tanto Gabriel como Eduardo y yo perdimos por abandono, luego de ver cómo eran deglutidos nuestros respectivos grupos.

Por la noche nos llevaron a otro restaurante en el que pudimos escuchar música tradicional coreana y probar otras comidas típicas, esta vez más picantes que las del mediodía. En general el paseo estuvo muy bueno y lo disfrutamos mucho.

De regreso en el hotel, nos volvimos a juntar en la sala de juego y continuamos nuestras partidas por el sistema Hahn. Yo enfrenté a dos jugadores locales y gané una por más de 40 y otra por más de 30 puntos, sumando a mi colección otros 190 "puntos Hahn".

Otro que venía bien era Ruslan Dmitriev, que le ganó por abandono al mismísimo Sang Dae Hahn luego de comerle un enorme grupo al no acertar éste con una sencilla jugada defensiva.

Ese día era el cumpleaños de Ruslan, así que terminamos la velada comiendo torta, tomando cerveza y cantando el clásico "Happy Birthday".

Con Eduardo tuve una pequeña discusión. Yo estaba creído que el señor Hahn era profesional, y Eduardo afirmaba categóricamente que no. La evidencia estaba a su favor, pero el nombre de este señor me resultaba muy conocido y había algo que no me terminaba de cerrar.

En la próxima entrega, la definición del torneo. No se vayan.

 

Tercera parte

Estamos en el día jueves 27/10.

Por la mañana se jugó la quinta ronda, y luego del almuerzo la sexta y última.

En las semifinales del grupo D nos tocó enfrentar a Indonesia, a quien vencimos 3-0 sin mayores sobresaltos. En el saloncito destinado a comentar las partidas, contiguo al salón de juego, revisamos las partidas y les enseñamos algunas cosas a los muchachos indonesios.

Para las últimas rondas ordenamos los tableros de la manera "normal" (igual que en la primera ronda), conmigo en el primer tablero, Eduardo en el segundo y Gabriel en el tercero. Cuando comentamos que eran pocos los equipos que especulaban alterando el orden de los tableros (tal vez Holanda, y no sé si alguno más), Eduardo dijo que el único motivo por el cual él especulaba era para responder a la consigna dada por el señor Hahn el primer día, a lo que yo agregué que ese era el único motivo por el cual él discutía con los asistentes que pretendían que diéramos el ordenamiento del equipo antes de conocer a los rivales. Creo que nuestro comportamiento "a la japonesa" no enganchaba del todo bien en el contexto coreano.

En la lucha por los primeros lugares, Corea se tomó revancha de la derrota sufrida ante Japón en la fase preliminar, y lo dejó fuera de carrera venciéndolo 2-1. En la otra semifinal, China dio cuenta de Taiwan con un contundente 3-0.

En el grupo C, Alemania enfrentó a Estados Unidos y perdió, quedando para la definición del 11º puesto frente a Tailandia, que perdió con Singapur.

Durante el almuerzo se me ocurrió la idea de organizar a nivel iberoamericano y por internet un torneo por equipos con el sistema KABA, y la comenté con mis compañeros. En principio, la idea de jugar por equipos fue bien recibida; en cuanto al sistema de torneo, tuve una enfática respuesta de parte de Eduardo.

En la final por el 13er puesto enfrentamos a Malasia, y si bien Eduardo dejó escapar sobre el final una partida que tenía ganada, nos impusimos sin mayores sobresaltos 2-1. Indonesia quedó 15º sin jugar, habida cuenta de la ausencia de Vietnam.

Corea derrotó en forma contundente a China y salió campeón, mientras que Japón se quedó con el tercer puesto al superar a Taiwan.

En la final por el quinto puesto se volvieron a enfrentar Filipinas y Australia, quedando esta vez el triunfo en manos de los filipinos.

Holanda venció a Rusia y se quedó con el 7º lugar.

En el grupo C, Singapur superó a Estados Unidos y quedó 9º, mientras que Alemania obtuvo el 11er lugar.

A nivel individual, el primer premio quedó para el capitán de Filipinas, que terminó invicto. Entre los que tuvieron una partida perdida, el segundo premio correspondió al capitán de Corea, cuyo equipo había obtenido el primer lugar, seguido por los otros dos jugadores coreanos y dos de los japoneses. Gabriel, que también tuvo 5 partidas ganadas, quedó en el 9º lugar. Yo quedé en 18º lugar con 4 ganadas (incluyendo la que me dieron por ausencia contra Vietnam), y Eduardo en 38º lugar con 2 partidas ganadas.

A nivel de equipo, ganamos 3 de los 6 matches y 11 de 18 partidas (incluyendo las de Vietnam). Puede decirse que nuestro desempeño no estuvo tan mal, pero nuestro sentimiento al terminar el torneo podría resumirse con la letra de la vieja canción de Les Luthiers: "nos pasaron por encima y nos ganaron; nos dejaron en derrota".

A la tardecita se organizaron unas simultáneas a cargo de algunas jóvenes profesionales. Gabriel y yo, junto con Geert Groenen de Holanda, jugamos en una de ellas. Gabriel recibió 2 piedras de handicap y perdió por 1 punto. Yo recibí una piedra más komi al revés de 5 puntos, y gané por abandono.

En la ceremonia de clausura, el capitán del equipo japonés Harada Minoru, una vieja gloria del go amateur, pronunció un discurso en inglés muy bonito. En el mismo mencionó un proverbio japonés que dice algo así como que "ganar o perder es una suerte del tiempo". Luego reflexionábamos que en el contexto del sistema KABA, la suerte del equipo japonés al enfrentar al coreano se había producido en el tiempo equivocado.

Por la noche nos llevaron a comer a un restaurante muy lujoso, en el que pudimos probar todo tipo de exquisiteces a cambio de hacernos cantar las canciones típicas de cada país. Yo hice punta, entonando una canción de la que me acordaba más o menos bien la letra, pero por la mitad me jugó una mala pasada la memoria y terminó todo entrecortado. Luego de pasar por melodías de todo tipo y color, cerró el espectáculo el señor Hahn, haciendo gala de su pasado como profesional del canto.

De regreso en el hotel, volvimos al salón de juego. Estaba pendiente la definición del torneo por el sistema Hahn. El reglamento indicaba que había que completar 7 rondas, de las cuales debían jugarse al menos 2 partidas con jugadores de alguno de los tres grandes (Corea, China y Japón).

Como el torneo era opcional, participaba quien quería, y casi ninguno de los equipos "grandes" se había anotado. Entonces Hahn dijo que bajaba la condición a una sola partida, y lo convenció a Harada para que se anote.

En su primera partida, Harada dio cuenta del propio Hahn y obtuvo sus 100 primeros puntos.

Quise jugarle a continuación, pero el viejo me dijo que yo era demasiado fuerte y que al día siguiente debía levantarse temprano para viajar.

Entonces Hahn le pidió a Dmitriy Surin, el tablero Nº 2 de Rusia, que juegue con él. Harada tuvo la iniciativa en todo momento y hubo un enorme grupo de Surin en grave peligro de morir, pero finalmente se resolvió por territorio, con una diferencia de más de 30 puntos, que le dieron otros 90 "puntos Hahn" al japonés.

Luego jugó con Andrey Kulkov, el Nº 3 de Rusia, y según el relato de Eduardo, Harada no quería comerle, pero el otro insistía en dejar sus grupos desprotegidos, así que finalmente se decidió a destrozarlo y obtener de ese modo 100 puntos más.

Gabriel quería jugarle, pero el viejo estaba cansado y debía levantarse temprano al día siguiente, así que se disculpó y se fue a dormir.

Yo tenía 4 partidas jugadas y necesitaba 3 más para completar las 7 rondas, pero no encontraba con quién jugar, dado que había unos cuantos que optaron por darle al whisky o al vodka. El único que tenía 5 partidas jugadas era Ruslan Dmitriev, fuerte candidato a ganar el torneo.

Como había pocas perspectivas de jugar, Eduardo y Gabriel se fueron a dormir, pero yo decidí quedarme.

Finalmente apareció de vuelta Dmitriy Surin, que aceptó de muy buen grado jugar conmigo. Nos pusimos en el saloncito de los comentarios, donde quedaban algunos juegos pero ya no había relojes. El juego tuvo los típicos vaivenes de las partidas rápidas, con grupos que morían y revivían en complicadas luchas de ko. Estábamos en pleno yose con cierta ventaja a mi favor, cuando apareció uno de los asistentes diciendo que estaban por entregar los premios del torneo. Entonces le pedimos 5 minutos más para terminar la partida. Finalmente gané por algo más de 10 puntos y obtuve 70 puntos Hahn más.

Ya habían retirado la planilla en la que se anotaban los resultados, pero Dmitriy insistió en hacer el registro. Sumando esos 70 puntos a los 360 que había acumulado en las 4 rondas anteriores, totalicé 530 puntos, y con eso alcancé a Ruslan Dmitriev, que en 5 partidas también tenía 530 puntos, con 3 parciales de 100, uno de 90 y uno de 40 (producto de su única derrota).

Con sus 290 puntos en tres partidas, Harada se hizo acreedor al tercer premio de 30 dólares estadounidenses, pero nuestro empate complicó el reparto del primer premio de 100 dólares y el segundo de 50 dólares, que en principio hubieran correspondido a Ruslan y a mí respectivamente.

En el salón de juego, Hahn anunció con la planilla en la mano el tercer premio para Harada y el empate que se había producido entre los dos primeros, y largó al ruedo la pregunta sobre qué convenía hacer al respecto.

Chun Poong Jo 8p (Victor Chun para los amigos), probablemente sin saber quiénes eran los que habían empatado, propuso darle el primer premio al jugador de mayor edad. Esa propuesta fue rechazada, por lo que quedaba la alternativa de jugar un desempate o repartir el dinero. Ruslan parecía dispuesto a hacer el reparto, pero yo dije que no tenía inconveniente en jugar el desempate.

Habiendo decidido jugar, nos trasladamos al saloncito de los comentarios, pero nos encontramos con que ya habían guardado todos los juegos. Estábamos a punto de acordar el reparto del dinero cuando entró Hahn y nos dijo que había mucha gente que quería ver la partida. Así que sacaron un juego de su envoltorio y nos ubicamos nuevamente en el salón grande.

La partida se encaminó rápidamente a una pelea intrincada, y entonces se levantó Zhaonian Chen (darkmage en KGS, Michel Chen para los angloparlantes) y dijo en voz alta: "apuesto 10.000 won a este tipo" (por mí). En toda mi dilatada carrera nunca había tenido un reconocimiento de ese tenor. Enseguida se prendieron unos cuantos en la broma, así que le sugerí a Ruslan que debíamos cobrar comisión por las apuestas, pero Laatikainen replicó diciendo: "no, ustedes son esclavos" (del sistema de apuestas).

Pasado un rato, amainó el clima jocoso, mientras en el tablero la pelea se extendía en toda su extensión. Pese a no tener reloj, Ruslan pidió que jugáramos rápido, y en el apuro intercambiamos un par de errores tipo 20-kyu. Después de comerle un grupo quedé en ventaja, pese a lo cual me metí en nuevas complicaciones y le di una oportunidad de recuperar, que no supo aprovechar, por lo que finalmente gané por abandono. De ese modo me hice acreedor al primer premio de 100 dólares, que me sirvieron para cubrir las dos noches extras de estadía (una el día anterior al torneo y otra porque debí quedarme un día más, dado que no tenía vuelo).

A la mañana siguiente, durante el desayuno, les conté a Eduardo y Gabriel los sucesos de la noche anterior.

Luego de las felicitaciones por el logro obtenido, Eduardo me preguntó: "¿con cuál de los tres grandes jugaste?" Respondí que ninguno, sino que completé 5 rondas jugando con Surin. "¿Pero cómo, tampoco completaste las 7 rondas?", fue la siguiente pregunta. Este Eduardo..., está demasiado imbuído de la cultura japonesa, y por eso se entiende que haga esas preguntas descolgadas.

En la cuarta y última entrega, "el día después".

No se lo pierdan. En cualquier momento volvemos

 

Cuarta entrega

El viernes 28/10, con el desayuno, comenzaron las despedidas.

Pese a que los resultados no se dieron como esperábamos, la experiencia sin duda valió la pena. En la charla destacamos el excelente desempeño de Eduardo como capitán del equipo, aunque él quedó con ganas de "no asumir nunca más" una responsabilidad de ese tipo, habida cuenta de que sirve para que los demás le echemos la culpa de la suerte colectiva.

Alrededor del mediodía salió para el aeropuerto, mientras que Gabriel y yo permanecimos un día más en el hotel, yo porque no tenía vuelo ese día y Gabriel porque se quedaba en Corea para estudiar go y resultaba más práctico (incluso para los que lo recibirían) que se quedara la primera noche. A mí me vino bárbaro esto para no tener que deambular solo por Seúl un día completo.

Vino a buscarnos "Vic" Chun al hotel, y luego de saludar a Eduardo y despedir en la parada del microbus a Surin y Kulkov, salimos junto con Ruslan Dmitriev para un día de paseo.

En primer lugar, Chun nos llevó a la zona de Samseong, donde hay un enorme mall (versión "macro" de nuestro shopping) para que diéramos una vuelta mientras él se tomaba una sopa a modo de desayuno/almuerzo. Nos llamó la atención que Ruslan llevaba sólo una pequeña mochila en sus espaldas como todo equipaje; parece un tipo acostumbrado a viajar y nos comentó que prefiere no cargar mucho peso y en todo caso comprar lo que necesite en el mismo lugar.

Por la tarde visitamos una editorial que publica una revista mensual de baduk. Nos recibieron los directivos y nos mostraron el último ejemplar.

El contenido me pareció muy interesante, con un buen equilibrio entre la publicación de partidas, jugadas novedosas, problemas de distinto tipo, e incluso un artículo escrito por la señora de Hahn sobre temas de interés general (seguramente de tipo cultural) relacionados con el juego. Es interesante que algunos datos básicos (nombres de los jugadores y cosas por el estilo) en algunas de las secciones están traducidos al inglés.

Nos convidaron un café y Ruslan había llevado una torta típica de Rusia.

A Gabriel y a mí nos llamó la atención que ésta tenía lo que parecía ser dulce de leche en la parte superior. Ante nuestra pregunta, Ruslan explicó que se trataba de "un producto derivado de la leche condensada con azúcar". Según nos contó, en Rusia empezaron a usar leche condensada por las dificultades en mantener en buenas condiciones la leche fresca, y de una manera u otra terminaron en el dulce de leche. Le aclaramos que se trata de un producto típicamente argentino, y nos comentó también que en Rusia han comenzado últimamente con la costumbre de tomar mate (!!).

Pasamos el resto de la tarde en un club cercano jugando al go. Gabriel jugó con Chun una intrincadísima partida con 3 piedras de handicap, y perdió por abandono al no acertar con el tesuji que le hubiera permitido salvar un grupo grande, dejándolo con la ventaja de un enorme moyo que había desarrollado.

Yo jugué mano a mano con Hahn y gané sin mayores sobresaltos. Hahn me comentó que normalmente le gustan las partidas con mucha pelea, pero que estaba cansado por el ajetreo de todos esos días, y aproveché para agradecerle todas las atenciones que habían tenido con nosotros (que fueron muchas, realmente). Gabriel por su parte me preguntó luego: "¿te convenciste de que Hahn no es profesional?" A esa altura la evidencia era clara, pero el nombre me resultaba muy familiar, y entonces me preguntaba si no lo habría conocido en el Mundial Amateur.

Jugué (y perdí) otra partida con uno de los directivos de la revista que nos habían recibido en la editorial, y luego me puse a mirar partidas de otros. Mientras tanto llegaron varios más que también se habían quedado (los tres de Estados Unidos, Frank Janssen y Geert Groenen de Holanda, Zhao Pei y Marco Firnhaber de Alemania) y también se pusieron a jugar.

Vino la señora de Hahn y nos invitó a Gabriel y a mí a tener una conversación con ella. Es profesora de la Universidad de Myungjin en una cátedra relacionada con los fenómenos culturales provocados por las migraciones y la globalización.

Para dar comienzo a la charla, nos preguntó si notábamos diferencias en el estilo de juego según las diferencias culturales, y si podría definirse algún "estilo sudamericano", o bien "latino". La conversación fue larga y sumamente interesante.

Entre otras cosas, mencionamos la diferencia entre el modo de ser de los japoneses y los coreanos, y la impresión que nos había causado el país al llegar. El paisaje de calles y edificios es similar al de las ciudades de Japón, y en cierto modo esperábamos un comportamiento "a la japonesa" de nuestros anfitriones, pero nos llevamos la sorpresa de encontrar gente tanto más parecida en su manera de ser a los argentinos.

La señora nos preguntó si eso había resultado incómodo ("uneasy") para nosotros, y le respondimos que un poco sí en los primeros días, pero que al acostumbrarnos luego la pasamos muy bien.

Después dijo que el estilo coreano se destacaba por la tendencia a pelear, y me preguntó si el hecho de haber desafiado a Ruslan a desempatar en el "Torneo Hahn" en lugar de repartir el dinero, correspondía a un modo de ser similar, propio de los latinos. Entonces le expliqué que siendo el premio de carácter primordialmente simbólico, consideré que una partida de desempate agregaría interés al torneo y que el significado oculto de mi desafío había sido el de "hacer honor" a nuestro anfitrión, el señor Hahn. O sea, un comportamiento típicamente a la japonesa.

Gabriel especulaba con que una característica del modo de ser latino es la del "macho" posesivo, pero no teníamos elementos para juzgar si podía deducirse de eso alguna característica en cuanto a estilo de juego.

Comenté que una diferencia importante entre Oriente y Occidente es el modo "lineal" de razonar típico de los europeos (que nos incluye), mientras que en las culturas orientales incorporan la dinámica yin/yan desde chiquitos. Agregué que por lo general me siento cómodo enfrentando a jugadores europeos (de mi mismo nivel), porque no tienen tan incorporado el sentido dinámico del juego y pueden creer que están ganando por el hecho de tener un territorio grande o una pared muy sólida, sin tomar en cuenta el balance general que tiende a producirse en el mediano y largo plazo.

Dijo entonces que eso le hacía pensar en las características de los diplomáticos de los países orientales y occidentales, en las que éstos tienen tendencia a avanzar en acuerdos parciales punto por punto y creen que están realizando progresos en una negociación, cuando lo que miran los primeros es el contexto general y pueden advertir que no se están produciendo verdaderos acuerdos. Coincidí enfáticamente y aclaré que a eso me refería con lo de "razonamiento lineal".

En cuanto a los japoneses y coreanos, comenté que la tendencia que yo notaba hace unos 20 años en los jugadores amateurs coreanos era a lanzarse a la pelea sin mucho sentido estratégico, pero que eso cambió con el surgimiento de Lee Changho. Cuando me pidió precisiones, dije que creo que el primer responsable del cambio fue Cho Hoonhyun, que llevó la teoría estratégica de Japón y de algún modo se la transmitió a Lee Changho, que es un hombre muy estudioso e investigador, que incorporó a la teoría el estilo severo y aguerrido de los coreanos y le dio otro vuelo. Ahora Lee Sedol está siguiendo sus pasos, y los jugadores amateurs, quizás por copiarlos, tienen un juego mucho más potente de lo que era antes.

Me dijo entonces que efectivamente, Cho H. llevó muchos libros de teoría de Japón y se los hizo estudiar todos a Lee Ch., y que la gente en Corea ama a Lee Changho porque pudo demostrar en el tablero el auténtico "espíritu coreano" del juego.

Volviendo a los jugadores occidentales, le dije que a mi juicio el que verdaderamente ha llegado a entender en profundidad la dinámica del juego es Michael Redmond, y que aún a Alexander Dinerchtein y Taranu Catalin les "falta algo" con relación a su comprensión.

Me preguntó si el hecho de sentirme cómodo al jugar con los amateurs europeos podía deberse a la formación "a la japonesa" que tenían, y le respondí que más bien creo que se relaciona con la cuestión del "razonamiento lineal". En la charla intervino brevemente Ruslan Dmitriev, diciendo que esto último puede tener su origen en el cristianismo, según el cual las cosas pueden ocurrir por milagro, y entonces cualquier hecho puede suceder.

Comenté por último que para enfrentar a los profesionales me ayudó mucho haber entrado en contacto con culturas indígenas, que me llevaron a conocer otros estilos de razonamiento distintos de los europeos.

Con la llegada de nueva gente al salón la charla llegó naturalmente a su fin, y la señora dijo que le había gustado mucho todo lo que habíamos conversado.

Todos los presentes salimos del club y nos dirigimos a un restaurante cercano, para degustar una comida consistente en trozos de carne de asado cocinados "al disco" en un fuego en el centro de la mesa, acompañados con verduras varias, arroz y platillos típicos coreanos. El director de la editorial que habíamos visitado a la tarde nos invitó a todos, pero cuando hicieron el anuncio yo estaba de espaldas y no escuché, y me enteré después cuando me lo comentó Gabriel.

En nuestra mesa estábamos Ron Snyder (capitán del equipo de Estados Unidos), Sang Dae Hahn y señora, Ruslan, Gabriel y yo.

Durante la cena, Hahn comentó al pasar que había participado varias veces en el Mundial amateur, y que una de esas veces (hace muchos años) me conoció a mí. Ese era el dato que me faltaba para develar el misterio de por qué me resultaba conocido y no sabía de dónde: resulta que su participación había sido representando a Australia (seguramente con doble nacionalidad), y en mi mente no encajaba eso con su posición como funcionario de la KABA.

Cuando volvimos al hotel nos preguntaron si al día siguiente tomaríamos allí el desayuno, pero como los gastos ya no estaban cubiertos por la organización del torneo, declinamos el ofrecimiento.

A la mañana siguiente hicimos el check-out del hotel, y ahí nos desayunamos de que los cupones del desayuno que nos habían dado el primer día había que pagarlos. Por la mala costumbre de la "habitación con desayuno incluido" no advertimos (y nadie nos aclaró) que la utilización de los cupones implicaba engrosar la cuenta a pagar el último día. De todos modos, se trataba de un solo desayuno correspondiente al día de llegada anterior al torneo, porque los demás estaban cubiertos por la organización.

Con el equipaje listo esperamos la llegada de "Vic" Chun, que fue a buscar a Gabriel, y luego de despedirme en la parada del ómnibus que me llevaría al aeropuerto, lo acompañó para que se ubique en la escuela de baduk donde va a pasar los próximos dos meses.

Me parece una experiencia muy linda la que acaba de comenzar Gabriel, y tengo expectativa con relación a sus planes a futuro. Podría llegar a ser tal vez el primer profesional argentino; creo que talento no le falta.

El viaje de vuelta fue sumamente tranquilo y no tuve ningún sobresalto.

Estuve unas pocas horas en Buenos Aires visitando a mi padre y a mi hermana, y seguí viaje por la noche a Santa Fe, dado que tenía muchas ganas de reencontrarme con mis hijos. Así que pasé dos días y medio entre viajes de avión y de ómnibus, y recién ahora me estoy recuperando del cansancio.

Resultados aparte, creo que este viaje ha sido una experiencia muy linda, en cuanto al encuentro con gente macanuda de otros países y al conocimiento de Corea, su gente, sus costumbres y su baduk.

A futuro, a la gente de KABA se la ve con ganas de darle continuidad a este torneo, que sin lugar a dudas ha sido todo un éxito. Veo buenas posibilidades de que mantengan una plaza para la región, aunque no necesariamente para Argentina. Por ejemplo, es posible que tengan interés en tomar contacto con Brasil, habida cuenta de la importancia de la población coreana en ese país.

El tiempo dirá.

Saludos: Fernando.

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